Resumen. Felipa Hernández y su hija, María del Refugio, son las únicas alfareras que, en Tlayacapan, producen un curioso conjunto de figurillas de cerámica llamadas “juego de aire”. Se trata de un grupo de 12 figuras con las que se lleva a cabo un ritual curativo contra el “mal aire”. El enfermo de esta afección debe someterse a una limpia con las figuritas; después, la persona que realiza la curación lleva las figuras hasta un hormiguero en donde los “señores aires” se presentan en forma de remolino; por la noche, se le revelará en un sueño la ofrenda que debe depositar junto con las figuritas, para que el mal aire abandone el cuerpo del enfermo. Cada uno de estos elementos está vinculado con símbolos de una cosmovisión indígena que sobrevive hasta la fecha no solo como una artesanía de barro, sino también como una serie de relatos asociados a ella. Este artículo analiza el ritual curativo y pone sus elementos simbólicos en relación con otras manifestaciones culturales.
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